PRINCE OF PERSIA EL REY DESTRONADO
Es extraño hablar de un doble resurgimiento' en cuanto a videojuegos. A estas alturas hemos podido asistir a diversas estrategias comerciales; franquicias interminables que pese a mostrar señas evidentes de agotamiento se han seguido explotando, remakes y ports sin otro objetivo que exprimir al máximo la renta de un título conocido, incluso propuestas originales en las que no se ha vendido más que humo y que al final han pasado sin pena ni gloria por el siempre exigente mercado. El caso de Prince of Persia es por lo tanto único y excepcional, porque curiosamente se ha abandonado un estilo gráfico que ha obtenido buenos resultados en pos de ofrecer un aspecto más llamativo si variar apenas el sistema de juego, que después de todo es lo que más aprecia el jugador
Refrescar la apariencia para desarrollar una nueva franquicia que siga la línea de la anterior, o dicho en otras palabras, justificar de algún modo volver a lo mismo que ya conocemos y por lo que ya hemos pagado sin que parezca un atraco. Lo que nunca cambia es la estrategia de mercado, la manera en la que las compañías publicitan un producto y crean videojuegos multiplataforma exclusivos' que no hacen más que afirmar los molestos tópicos de cada plataforma. Lo pudimos comprobar el año pasado con Assassin's Creed y la versión de Nintendo DS Altair Chronicles'; una aventura que supuestamente desvelaría el pasado del enigmático protagonista y que al final resultó ser un plataformas poco menos que correcto que recordaba a horrores las pésimas adaptaciones película-videojuego que tanto sufrimos en GBA.
HISTORÍA
La mecánica del juego es muy sencilla y va directamente al grano, sin perder ni un segundo en amplias presentaciones o con conversaciones que explican apropiadamente el argumento. Lo único en claro es que un rey ha desaparecido y sucumbido ante el poder de la oscuridad, de quien es culpable el Dios de la Oscuridad Ahriman, y que es nuestro deber ir a rescatarle, por lo que salimos en su busca. Previamente sólo tendremos acceso a un menú en el que seleccionar la casilla en la que queremos guardar la partida (por lo que hay capacidad para que tres jugadores disfruten del cartucho) y que nos traslada directamente al primer escenario, escondido en el desierto.
Diez fases que tendremos que recorrer de la primera a la última, y donde generalmente perderemos una buena cantidad de tiempo en tomar desvíos para activar puentes levadizos que por alguna misteriosa razón siempre permanecen aupados en el aire, impidiendo nuestro paso a través de ellos. Cada nivel aparece indicado en un mapa lineal en el que nuestra única posibilidad es la de ir de casilla a casilla hasta terminar el escenario, pasar el siguiente y repetir el proceso. La mecánica de cada nivel es básicamente la misma; caemos en un punto X del escenario y nuestra obligación es lograr por todos los medios acceder a Y, sin restricciones de tiempo. Aquí la dificultad viene impuesta por los saltos y las acrobacias a realizar para llegar a alguna cornisa o punto álgido que nos permita seguir avanzando.
MODO DE JUEGO
Todo el control pasa por la dirección del stylus y de la pantalla táctil, con la clásica perspectiva horizontal en 2D por la que desfila el Príncipe y un mago acompañante al que liberamos del mal y que nos concede algunas habilidades interesantes que comentaremos a posteriori. De este modo el control es muy similar al de cualquier otro point n click conocido para NDS, al estilo de Phantom Hourglass o el más reciente Dragon Ball. Mover al personaje requiere presionar el stylus sobre la parte derecha de la pantalla, y automáticamente éste se echará a correr, o a caminar, en función de la distancia con respecto a él. Lo mismo que los ataques, ya que basta pulsar dos veces sobre el enemigo para que el príncipe se dirija hacia él para asestarle varios golpes.
Nuestro héroe cuenta con una especie de garra incorporada en una de sus extremidades superiores que le facilita el encaramarse a una pared y deslizarse suavemente por ella. Esta virtud es una de las más recurrentes y explotadas durante la aventura -junto a la de rodar por el suelo-, y que con relativa facilidad nos permite acceder a puntos que aparentemente parecen inaccesibles. El stylus rinde bien en cuanto a la agilidad y rapidez con la que realizamos los movimientos, tanta que en ocasiones nos condena a caer por un precipicio si hacemos un click de más al subirnos a una plataforma o al agarrarnos de un borde. La precisión con la que hay que controlar todas las acciones que realiza el Príncipe es uno de los puntos negros de un sistema de control que requiere una paciencia y atino que no concuerda con la aparente actitud infantil del Príncipe, cuya actitud respecto al mundo ha cambiado radicalmente, ni tampoco con el escaso número de movimientos de los que disponemos.
Zal, el fantasma que nos acompaña a poco de comenzar la aventura, ofrece algo de variedad a los controles, posibilitándonos poner en uso mecanismos oscuros' con los que desplazar plataformas, sujetar bloques o incluso acceder a puertas (que en alguna que otra ocasión exigirán toda la atención de Zal, privándonos de su compañía), la única acción que nos obliga a pulsar un botón en la consola. De hecho nos pasamos gran parte de la aventura tratando de activar interruptores y otros objetos para desbloquear enormes puertas infranqueables, solucionando sencillos puzles en los que no perderemos demasiado tiempo. Ubisoft ha tomado medidas para evitar que los jugadores se vean superados por la dificultad del cartucho, como bien demuestra al colocar puntos de control previos a cualquier salto o enfrentamiento importante que tengamos que solucionar. Es una medida muy de agradecer para evitar perder el tiempo en repetir desde el comienzo las misiones cada vez que fallezca el personaje.

- Informacion -
- Informacion detallada -
Juego:
Prince of Persia
Plataforma:
Nintendo DS
También para:
PC Xbox 360 PS3
Disponible en:
Tiendas / Cómpralo por solo 9,95 €
Desarrollador:
UbiSoft
Distribuidor:
Ubisoft
Género:
Acción, Plataformas (Fantasía)
Lanzamiento:
4 de diciembre de 2008